Una tierra ávida de lluvia, llena de cicatrices del hombre y el agua. Es el sitio más seco del planeta. En él se dan periodos de hasta cuarenta años sin llover. El desierto del Pacífico también tiene dunas de arena, oasis y lagunas salobres. En una parte de esta árida llanura están las líneas de Nazca, el perenne misterio al que la investigadora alemana María Reiche dedicó la mayor parte de su vida. En la fotografía inferior se distingue la imagen llamada el cóndor, aunque bien pudiera tratarse de otro tipo de ave por su larga cola -quizás el ave del paraíso-, y también las marcas dejadas por vehículos. El daño hecho a algunas de estas figuras es ya irreparable.
En tierra, el desierto se puede recorrer en areneros, vehículos todo terreno a los que se les ha sustituido su carrocería original por una estructura tubular de acero para reducir las consecuencias en caso de vuelco. Es obligatorio abrocharse un arnés de seguridad y colocarse gafas estancas que impiden que entre la arena en los ojos.