Aguas Calientes es un pueblo que se ha formado alrededor, mejor dicho a lo largo, de la estación de tren situada en las cercanías de Machu Picchu. A ojo, a unos mil metros, o más, bajo el santuario.
Toda la vida de Aguas Calientes se hace, día a día, en su kilométrico andén. Restaurantes, tiendas de artesanía y de ropa, agencias de viajes o pensiones tienen cabida en esta larga calle. Muchos puestos de este colorido mercadillo se montan sobre la misma vía y son recogidos en cuestión de segundos cuando el tren anuncia su llegada o salida.